miércoles, 3 de febrero de 2010

Desde el principio… otra vez

 

cielo-azzurro

Infinidad de veces lo he intentado… y es que tumbado desde el suelo miro al cielo de posibilidades que se me presenta y pienso, “esta es la mía”. Me siento y seguro de esas posibilidades pongo el peso de mi cuerpo sobre mis rodillas y me levanto. “esta es la mía” me repito mentalmente intentando convencerme, valga la redundancia, a mi mismo. Pero incluso con el entusiasmo y las fuerzas revividas que me embargan, al dar el segundo paso, a veces llegando al tercero, vuelvo a tropezar, o más bien a caerme.

Aunque soy yo mismo quien pone el obstáculo que me hace caer, el que pierde la emoción y las ganas conforme esta dando el segundo paso, simplemente yo soy el que no me deja alcanzar las pretensiones de mi ego…

Paralelo nuevamente en el suelo, recordando, siempre encuentro lo mismo: el interés, las ganas y la motivación para superarme a mi mismo… pero en pocos momentos, por no decir ninguno, consigo hacerlos realidad. Se que mis esfuerzos van a ser en vano, pero me ilusiono cual fumador que decide fumarse un último cigarro, sabiendo que dichos pensamientos se disiparán tan pronto lo haga la nicotina de su cuerpo.

Ahora bien, este no es un mensaje pesimista (¿Lo parece?), si no otra de las miles de declaraciones de intenciones, pero esta vez, además, con algo de confianza pues he de reconocer que las caídas duelen cada vez más, igual que cada vez cuesta más levantarse. El ánimo inicial es menor, las ganas de superación se racionalizan y se empiezan a conformar con lo que ven, el cielo.

Tumbado se ve ese cielo perfectamente, ¿para que querer alcanzarlo si las vistas son maravillosas? aunque al ver pasar las nubes… te preguntas que se sentirá al llegar al cielo y es cuando la envidia te corroe… ¿por qué yo no puedo llegar? ¿por qué no puedo sentir lo mismo que esas nubes?

Este es mi penúltimo intento de conseguir el cielo, ese cielo que alberga mis deseos, mis metas, y es que algo ha cambiado, tengo esperanzas en el 23, un número especial, algo que siempre esperé…

“resignarse no es más que  morir en vida, ¿acaso el levantarse de una caída no es un signo de plena vitalidad?

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